Entre Arcos de la Frontera y Ronda la sierra de Grazalema depara sorpresas en cada rincón de su verde y quebrado paisaje, desde peñas montañosas a ríos limpios y caudalosos. Allí están Olvera, Zahara de la Sierra, Grazalema y Ubrique, cuatro encantadores lugares que son parada obligada. De lo mejorcito.
Al norte de la misma se encuentran estos cuatro pueblos de la sierra de Grazalema que conforman una ruta llena de alicientes naturales, rurales y con sabor:
OLVERA
Olvera es un pueblo blanco como la nieve y serrano serrano. No hay más que dar un paseo por sus calles para ver que sus casas resumen a la perfección la arquitectura tradicional de la sierra. Pero es que además está coronado por un castillo que le otorga su peculiar silueta. Lo que tampoco hay que dejar de hacer antes de continuar camino es entrar en su iglesia de la Encarnación y en el centro cultural La Cilla.
ZAHARA DE LA SIERRA
Ser uno de los pueblos más bonitos de España ya dice mucho de este lugar cuya estampa desde lejos ya da pistas de su encanto. Lo tiene todo: un caserío blanco y apiñado en imposibles cuestas, calles estrechas, plazas y miradores, iglesias y ermitas de estilo barroco y un castillo rematado por un torreón nazarí desde el que se advierte una vista impagable. Por si fuera poco, a sus pies reposan las aguas color turquesa del embalse de El Gastor.
GRAZALEMA
No es menos blanco que el resto de los pueblos, pero es que además es el que da nombre a esta sierra. Tiene una encantadora plaza mayor, calles empedradas, casonas solariegas, tres iglesias, la más importante, la de la Aurora, y un mirador, el de los Peñascos, para quedarse un buen rato viendo la bella panorámica. Hay que verlo todo, pero además pasar por sus talleres artesanales donde se teje la lana merina con la que asegura se elaboran algunas de las mejores mantas del mundo (y no es una exageración andaluza).
UBRIQUE
El camino lleva hasta Ubrique, un populoso y activo pueblo conocido por sus trabajos en piel y cuero, por cuyos comercios artesanales se impone un paseo, con edificios barrocos notables y carreteras que conducen hasta el Parque Natural de los Alcornocales, el último escalón antes de tropezar con el Estrecho y las aguas del Atlántico.
Fuente: http://www.hola.com/
